miércoles, 25 de abril de 2012

¿En Qué Estás Pensando?

¡Hola de nuevo!

Sigo adelante con el temario del PIR, pese a los rumores de que nos afectará el recorte de sanidad y este año saldrán menos plazas.

Hoy he repasado el Trastorno Obsesivo Compulsivo. No deja de sorprenderme este trastorno. Es de sobra conocido popularmente, pero nombraré sus características principales:

- La persona tiene pensamientos que experimenta como intrusos, recurrentes y persistentes, que le causan ansiedad, y que no son las preocupaciones comunes de la vida cotidiana. Reconoce que estos pensamientos los ha originado su propia mente.

- Puede tener compulsiones, que son comportamientos repetitivos que la persona se ve obligada a hacer, con el objetivo de reducir la ansiedad, o para prevenir que le pase algo malo a sí mismo o a su familia.

Digo "puede tener compulsiones" porque también puede darse un trastorno que tenga obsesiones pero no tenga compulsiones, y también pueden tener compulsiones mentales (contar mentalmente).


Este trastorno es el único de la esfera ansioso-depresiva que afecta más o menos al mismo número de hombres que de mujeres, en los demás, las mujeres nos llevamos la palma. 

Es curioso como se mantiene este trastorno, y se puede explicar por leyes del aprendizaje: La persona siente ansiedad por las obsesiones que tiene, realiza la compulsión, y calma esa ansiedad, puesto que supone que al haber realizado el ritual, ya está libre de amenaza. Hay un reforzamiento negativo (desaparece la ansiedad) de la conducta (el ritual).

Hay distintos subtipos. Ordenándolos por frecuencia son: Limpieza, Repetición, Comprobación, Acumulación y Orden. 

 





Es imposible vivir así, pero tranquilos, que hay tratamientos psicológicos y farmacológicos para este trastorno, que son realmente eficaces.

Algunos desarrollan este trastorno por el terrible malestar que les da el soportar ciertos pensamientos que quizás no son moralmente aceptables, como desear un mal a alguien. Bajo esta patología descansa la creencia errónea de que la persona tiene que tener la capacidad de controlar todos sus pensamientos, pero eso es prácticamente imposible. 

Alimentan sus pensamientos insoportables pensando que no deben pensar en esos pensamientos.



Si yo os digo: No penséis en un oso blanco, ¿en qué estáis pensando?





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